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En una operación reciente llevada a cabo por tropas de la Fuerza de Tarea Vulcano, adscrita a la Segunda División del Ejército Nacional, fue incautado un vehículo 4×4 blindado de forma artesanal que pertenecía a la Estructura 33 de grupo terrorista FARC, una unidad guerrillera con presencia activa en la región del Catatumbo, Norte de Santander. El hallazgo, ocurrido en el sector conocido como Barrio Largo, no solo representa un importante golpe logístico contra esta estructura insurgente, sino que además revela un inquietante indicio sobre nuevas capacidades ofensivas en desarrollo por parte de estos actores armados ilegales.

La "tanqueta artesanal", como fue catalogada por fuentes castrenses, corresponde a una camioneta Toyota Land Cruiser Serie 4.5, una plataforma robusta y altamente valorada en ambientes rurales por su fiabilidad mecánica y desempeño todoterreno. El vehículo había sido intervenido de manera rudimentaria pero funcional: planchas de acero fueron instaladas en zonas clave de la carrocería con el objetivo de garantizar la protección balística de los ocupantes ante eventuales enfrentamientos armados.

Los trabajos de blindaje artesanal incluyeron refuerzos en las puertas laterales, el parabrisas, el capó y los costados del motor, incluyendo protección directa al radiador y otros componentes vitales del sistema mecánico. Además, el platón posterior fue modificado estructuralmente mediante la instalación de una plancha de acero que habría servido como parapeto para el transporte de personal armado o el montaje de armamento ligero.

Este tipo de vehículos modificados artesanalmente guarda una notable similitud con los conocidos monstruos o narcotanquetas utilizados por los carteles mexicanos, especialmente el Cártel Jalisco Nueva Generación, en sus enfrentamientos contra las fuerzas de seguridad de ese país. Estas plataformas improvisadas, que combinan vehículos comerciales con blindaje y adaptaciones para portar armamento pesado, han sido empleadas en emboscadas, irrupciones armadas y desplazamientos tácticos en zonas rurales. 

La aparición de un vehículo con estas características en el Catatumbo podría marcar una preocupante tendencia hacia la adopción de estrategias de guerra asimétrica más agresivas y tecnificadas, con inspiración directa en otras organizaciones narcoterroristas transnacionales. La similitud en el concepto sugiere una posible transferencia de conocimiento o una evolución convergente en las tácticas de grupos armados ilegales que operan en escenarios rurales de alta intensidad.

Este tipo de modificación indica una preocupante aproximación de la estructura terrorista del Frente 33 hacia doctrinas propias de guerra irregular mecanizada, una táctica empleada anteriormente por grupos insurgentes en otras regiones del país, como las mismas FARC en el sur del Meta (quienes en años anteriores han blindado bulldozers) o el ELN en Arauca. 

En el caso específico del Catatumbo, la aparición de un vehículo blindado, aun cuando artesanal, sugiere la intención del grupo de realizar incursiones armadas más agresivas, maniobras rápidas de ataque y repliegue, así como el transporte seguro de sus mandos o pertrechos en zonas de alta presión militar.

El Catatumbo ha sido durante los últimos meses escenario de intensas confrontaciones entre el ELN y el Frente 33, como parte de una guerra territorial que busca el control de corredores estratégicos del narcotráfico y economías ilícitas asociadas a la minería ilegal y el contrabando. A su vez, estos choques han producido desplazamientos forzados de comunidades campesinas y un incremento sostenido en los niveles de violencia armada, atentados y presencia de artefactos explosivos improvisados.

El Ejército Nacional, en respuesta, ha intensificado las operaciones ofensivas en la región mediante patrullajes de largo alcance, control de áreas rurales críticas y capturas focalizadas. La operación en la que fue incautado este vehículo también permitió la captura en flagrancia de dos presuntos integrantes de las FARC, quienes serían responsables directos de recientes enfrentamientos con el ELN y otras acciones violentas.

La incautación de esta tanqueta artesanal constituye un hito relevante dentro del contexto operativo del conflicto en el Catatumbo. Si bien se trata de un vehículo modificado de forma rudimentaria, su existencia evidencia un salto cualitativo en las aspiraciones ofensivas de los grupos armados organizados. El uso de vehículos con blindaje improvisado implica un mayor nivel de preparación logística, conocimiento técnico, recursos materiales y, sobre todo, una intencionalidad clara de enfrentar directamente a las fuerzas del orden en combates más prolongados y con mayores probabilidades de éxito táctico.

Asimismo, la presencia de este tipo de capacidades en una región tan conflictiva y fragmentada como el Catatumbo plantea desafíos adicionales en términos de inteligencia militar, movilidad táctica y protección de las tropas desplegadas. Las unidades del Ejército deberán ajustar sus protocolos de respuesta ante la eventual aparición de vehículos similares, incluyendo escenarios de emboscadas móviles, columnas motorizadas o empleo de plataformas como puntos de fuego.

El Ejército Nacional, consciente de esta amenaza latente, continuará desarrollando operaciones militares sostenidas en la región del Catatumbo, con el doble objetivo de neutralizar el accionar criminal de estos grupos y garantizar condiciones de seguridad y estabilidad para las comunidades afectadas por el prolongado conflicto armado en esta zona estratégica del nororiente colombiano.
Ejército de Colombia incautó blindado artesanal del grupo terrorista FARC en el Catatumbo
Ejército de Colombia incautó blindado artesanal del grupo terrorista FARC en el Catatumbo
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