El Gobierno español ha aprobado la compra de un total de 16 aviones C295 para que el Ejército del Aire y del Espacio realice misiones de vigilancia y patrulla marítima.. Así se menciona en la reciente autorización al Ministerio de Defensa español, con el objetivo de celebrar un nuevo contrato para la adquisición "de un sistema aéreo de vigilancia multisensor que sustituirá a los aviones de patrulla marítima (MPA) y de vigilancia marítima (VIGMA)", por valor de 2.034.000.000 de euros.
Se trata del Programa MPA para la adquisición de seis plataformas Airbus C295W modificadas para misiones de patrulla marítima y el Programa VIGMA de compra de diez plataformas Airbus C295W modificadas para misiones de vigilancia marítima y misiones de búsqueda y rescate. Ambos modelos se ensamblan en las instalaciones de Airbus en Sevilla y el numero de aeronaves supera con creces las estimaciones iniciales realizadas por Defensa.
Esta nueva flota de aviones tiene como objetivo la recuperación y ampliación de la capacidad de patrulla marítima consecuencia de la baja de las aeronaves P.3M y permitirá al Ejército del Aire y del Espacio disponer de un sistema con las características y capacidades establecidas en los requisitos del Estado Mayor.
El programa se prolongará durante 8 años y debe concluir en 2031 con la recepción del último de los 16 bimotores acordados; el primero de ellos tiene una fecha estimada de entrega de 50 meses —poco más de 4 años— desde que se formalice el pedido.
Es posible que los nuevos aviones se integren en el Ala 11 con base en la localidad sevillana de Morón de la Frontera, que ya era base de los P3 Orión cuando permanecían en activo.
Desde el Consejo de Ministros de España han destacado que: “Con la tramitación de este expediente, que supone la adquisición de 16 aeronaves, se procederá a recuperar las capacidades militares necesarias para cumplir los objetivos de la OTAN para España, y poder seguir garantizando los compromisos nacionales adquiridos en el seno de la Alianza”.
Según el periódico El Español, los Maritime Patrol Aircraft (MPA o Aviones de Patrulla Marítima) "abarcan un concepto operaciones muy amplio, que engloba muchos roles y distintos tipos de misiones", ha declarado el teniente coronel Enrique Montero, jefe del programa de esta nueva adquisición y antiguo piloto del P3 Orión. Las características básicas se pueden resumir en "su capacidad para detectar e identificar buques de superficie y submarinos por medio de sensores específicos". Pero donde de verdad se encuentra el factor diferenciador es en el armamento que puede "portar y emplear".
La misión específica "está enfocada en la guerra antisubmarina, lo que implica el empleo de armamento que, en el caso del C295, serán torpedos u otro tipo de sistemas de armas que se puedan integrar en el futuro", ha explicado el propio jefe de programa. La necesidad urgente de reponer la capacidad de guerra antisubmarina en aviones —algunos helicópteros de la Armada ya cuentan con ella— hace que el armamento para "cazar y destruir el sumergible" estará integrado en la aeronave desde el primer ejemplar de la serie.
Más allá del armamento a bordo lo que sí está claro es que estos aviones incorporarán un "avanzado sistema de detección acústica, un detector de anomalías magnéticas, un radar de apertura sintética, un sistema de observación electroóptico e infrarrojo y un sistema de autoprotección contra misiles". El primer equipamiento listado de detección acústica lo protagonizarán las 60 sonoboyas que el C295 de lucha contra submarinos podrá desplegar en sus operaciones.
Del análisis acústico se encargará el sistema SPAS 32 desarrollado por la también española SAES que se encuentra dentro de la lista de contratistas para esta plataforma aérea. Otras compañías implicadas en el desarrollo del C295 son Indra —suministrando varios subsistemas— y Tecnobit —con equipos de cifrado para las comunicaciones—.
La versión MPA supone un salto técnico importante respecto a los Orión anteriormente operativos, aunque la soberanía juega un papel esencial en esta adquisición. "Aporta autonomía nacional para definir la configuración del sistema y los equipos que portará, lo que asegura una independencia total en su empleo".
El teniente coronel Montero también indica que se trata de una plataforma "hiperconectada y podrá trabajar en modo colaborativo con otras unidades aéreas, terrestres y navales". Estas diferentes opciones de interconexión "multiplican de manera exponencial sus posibilidades de empleo, a la vez que capacitan al avión para convertirse en centro de mando y control embarcado, particularmente de cara a la guerra en red".