Suecia y Finlandia, países aliados pero no miembros de la OTAN, celebraron una reunión al máximo nivel para discutir sobre un hipotético ingreso en la Alianza, que en el caso de Helsinki podría ser una cuestión de semanas.
Las dos jefas de Gobierno de ambos países, la sueca Magdalena Andersson y la finlandesa Sanna Marin, coincidieron en señalar que la guerra entre Rusia y Ucrania cambió la política de seguridad europea y exige un nuevo análisis, incluida la relación con la OTAN.
Pero mientras Marin fue más explícita sobre los plazos de una futura decisión y abogó por las ventajas de que fueran coincidentes, Andersson se mostró más precavida y rechazó hacer especulaciones.
”Creo que nuestro proceso va a ser bastante rápido, hablamos de semanas, no de meses”, dijo en la rueda de prensa conjunta Marin, quien ya había admitido hace días que el objetivo es tomar una decisión lo más consensuada posible antes de la cumbre de la OTAN que se celebrará en Madrid a finales de junio.
Andersson, por su parte, evitó hablar de plazos concretos y tampoco confirmó las informaciones periodísticas aparecidas hoy en Suecia sobre un giro de su partido en la posición respecto a este tema.
”Debemos analizar la situación para ver qué es lo mejor para la seguridad de Suecia y del pueblo sueco, y no hay que apresurarse. Hay que hacerlo de forma muy seria y minuciosa”, afirmó Andersson, quien no obstante aclaró que no tiene sentido demorar el proceso y recordó que hay elecciones generales en su país en septiembre.
Ambos países han puesto en marcha una discusión parlamentaria sobre política de seguridad, aunque a diferente ritmo.
El Eduskunta (Parlamento finlandés) presentó hoy un informe al respecto, que prevé tensiones en su frontera con Rusia como consecuencia de un futuro ingreso en la OTAN, a la vez que considera que mantener el “statu quo” en el contexto del conflicto bélico en Ucrania conlleva también riesgos.
Ese documento, que no contiene propuestas, servirá de base para el debate sobre el posible ingreso, que se realizará en una semana.
Un comité parlamentario elegirá la opción que crea más conveniente para la seguridad de Finlandia y presentará una propuesta en el Eduskunta, donde será debatida y votada, y luego el Ejecutivo propondrá la futura política de seguridad y defensa, que podría basarse en pedir la entrada en la OTAN, la opción más probable.
El informe sueco paralelo deberá estar listo antes del 31 de mayo, aunque Andersson resaltó que esa es una fecha límite y que podría ser presentado antes. "La decisión que adopte Finlandia formará parte de ese análisis, pero cada país tomará la suya de forma independiente", afirmó hoy Andersson al ser preguntada sobre si un ingreso finlandés no obligaría a Suecia a hacer lo mismo.
Marin señaló también que se trata de decisiones soberanas, aunque incidió en el “diálogo estrecho” entre ambos países durante el proceso y abogó por una postura coincidente. ”Preferiría que tomáramos la misma postura en toda la región, pero es una decisión sueca”, dijo.
Aunque una decisión finlandesa favorable a ingresar en la OTAN parece más cercana, en Suecia la situación ha experimentado un giro en los últimos días. El Partido Socialdemócrata sueco, que encabeza un Gobierno en minoría, anunció el lunes la apertura de un debate interno sobre la situación de seguridad en Europa y su postura frente a la OTAN, hasta ahora contraria a un ingreso.
El motivo esgrimido fue el cambio en la seguridad provocado por la guerra en Ucrania, a pesar de que el partido aprobó en noviembre en su último congreso mantener el actual estatus. Y el ultraderechista Demócratas de Suecia (SD), tercera fuerza parlamentaria y escéptico hasta ahora ante la entrada en la Alianza, decidió también el lunes que Suecia ingrese si Finlandia hace lo propio antes.