La Operación “Vuelo de Ángel” como se le conoce a la recuperación de Mitú realizada entre el 1 al 4 de noviembre de 1998, marcó una pauta muy importante en la dinámica del conflicto armado colombiano, gracias a la participación decisiva del poder aéreo, ya que por primera vez la Fuerza Aérea Colombiana utilizó el Sistema de Visión Nocturna – NVG.
Reaccionando desde la Base Aérea de Apiay, la Fuerza Aérea Colombiana dispuso sus recursos con el propósito de llegar a la mayor brevedad posible a Mitú ubicado a 261 millas en línea recta desde Apiay, para apoyar a las tropas del Ejército y la Policía Nacional, atacando desde el aire a los insurgentes y transportando unidades contraguerrilla.
El problema para enviar refuerzos estaba en que la unidad militar de apoyo más cercana estaba a unos 300 kilómetros de distancia (San José del Guaviare) y la base aérea de Apiay (Meta) a 490 kilómetros. No obstante, desde el comando de operaciones en San José del Guaviare dos Arpías, cuatro Halcones de la FAC y uno del Ejército, aerotransportaron a 200 soldados de la BCG7 y 20 hombres jungla de la Policía entre la noche del día 1 y la madrugada del 2 (transformándola en la primera operación nocturna de las fuerza armadas de Colombia en la selva), hasta las riberas del río Vaupés a 7 Km del casco urbano de Mitu, con el fin de recuperarla.
Dado que no había medios de apoyo cercanos a la asediada población el general Fernando Tapias, comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, debió pedir en préstamo como puesto de avanzada y de abastecimiento de combustible, la base brasileña de Querari a 60 km del objetivo.
Hasta allí llegó el primer hércules cargado con tropa la noche del 1 de noviembre de 1998 guiados por bengalas que iluminaron el área para poder aterrizar en medio de la selva; después llegarían los helicópteros que despegaban desde San José del Guaviare para desembarcar soldados, regresar a reabastecer combustible y llevar más tropa, ya que la autonomía no les alcanzaba para ir a Mitú y volver.
Una vez obtenido el permiso de Brasil, se enviaron a la zona de combate 4 helicópteros Black Hawk, 2 helicópteros UH1H, 2 aviones AC47, un avión Tucano, 3 aviones OV10, un avión Caza y 2 Hércules. En estos últimos aviones también fueron transportados los FARE (Equipo Portátil de Reaprovisionamiento de Combustible en Áreas Avanzadas), que permitirían operar continuamente a los helicópteros.
Otro aspecto fundamental fue el avión T- 27 Tucano, que debió sobrevolar permanentemente sobre San José del Guaviare para que sirviera como repetidora de comunicaciones con los AC-47 Fantasma que se encontraban operando sobre Mitú.
Protegidos por la noche, el contra-ataque de los cerca de 220 hombres de fuerzas especiales cargados de la más alta tecnología con que contaba el Ejército y suficientemente municionados (con el respaldo además de 10 helicópteros Black Hawk, 2 aviones de combate OV-10, 3 MI-17 y un avión fantasma con munición 0.50), sorprendió por la espalda a los guerrilleros. Sin embargo, cuando en la tarde del 2 de noviembre, las tropas se hallaban a solo 2 Km de Mitu e intentaban entrar al pueblo, se encontraron rodeados de más de 400 guerrilleros que los atacaron con cilindros de gas, granadas de fragmentación y un nutrido fuego de ametralladoras. En medio de los duros combates el ejército tuvo que retroceder ante el avance de los guerrilleros que se les vinieron encima; ocho soldados resultaron muertos y 13 heridos. Asimismo, fueron heridos 7 comandos jungla.
El primer desembarco fue seguido por el avance de otros 600 soldados de 3 batallones de la brigada móvil No 3, los números 52, 53 y 54 (adscritos a la Cuarta División), que también fueron recibidos con fuego nutrido de fusilería, ametralladoras y artillería artesanal; pero los uniformados se atrincheraron e hicieron frente a la contraofensiva. A su vez, una flotilla de aviones de combate de la Fuerza Aérea detectó 17 embarcaciones de las Farc atracadas en el río Vaupés y las bombardeó.
Los combates se prolongaron durante esa noche, bajo la forma de constantes hostigamientos. Al final sin los medios que tenían dispuestos para huir y con numerosas bajas, los insurrectos debieron replegarse desocupando Mitu al mediodía del 3 de noviembre, utilizando los caños naturales que conducen al río para iniciar su retirada. Hacia las seis de la tarde, las tropas del Ejército llegaron a la pista de aterrizaje, pero solo hasta el miércoles a las 9 de la mañana, lograron el control total de la población.
Esta exigente y efectiva operación permitió que, al tercer día, las Farc se vieran obligadas a replegarse, saliendo del pueblo por trochas, caminos y río, huyendo ante el poder aéreo, aspecto que jamás imaginaron marcaría la ventaja militar sobre sus pretensiones.
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