Este domingo 27 de abril de 2025 quedará marcado como otro día de tragedia nacional. Seis héroes del Ejército Nacional de Colombia fueron asesinados en una brutal emboscada en Guaviare, perpetrada por terroristas de la estructura Jorge Suárez Briceño de las FARC. Los hechos ocurrieron mientras un pelotón adscrito del Batallón de Infantería No. 19 Joaquín París cumplía labores de protección del Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (AETCR) de Charras.
A pesar de la gravedad de estos crímenes, los responsables siguen cobijados bajo la absurda protección del Decreto 0448 firmado recientemente por el Gobierno Petro, que suspendió las operaciones ofensivas contra varias estructuras terroristas con las que se negocia un supuesto proceso de paz. En nombre de una "paz total" que no existe en el terreno, se les ha otorgado impunidad y margen de maniobra a los criminales, a costa de la sangre de los militares que sí cumplen su deber constitucional.
Los seis militares asesinados fueron identificados como el Sargento Viceprimero Darwin Pérez Sánchez y los soldados profesionales Jairo Arteaga Estrada, Anderson Steven Bohórquez Ospina, Juan David González Fernández, Carlos Andrés Pushaina Pushaina y Moisés David Cuadros Ruiz. Cinco más fueron secuestrados durante la emboscada y uno permanece desaparecido, mientras las tropas intentan encontrarlo en un territorio cada vez más dominado por grupos armados ilegales.
Una vez fue conocida la situación, el Comando del Ejército ordenó el desplazamiento inmediato del Jefe de Operaciones de la Institución al sitio de los hechos, además del despliegue de tropas en apoyo y la activación de todas las capacidades de inteligencia, movilidad aérea y operacionales en la región para reforzar la maniobra militar en el área.
En un comunicado de prensa, el Ejército Nacional de Colombia afirmó que su actuar "está en concordancia con el parágrafo 1, del Decreto 0448 del 17 de abril del 2025, por medio del cual se ordena la suspensión de las operaciones militares ofensivas, sin perjuicio del cumplimiento de la función y obligación constitucional y legal de la Fuerza Pública de preservar la integridad del territorio nacional, garantizar el orden constitucional y legal, y asegurar las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas".
Este atentado, como muchos otros recientes, demuestra la permanente violación de los acuerdos de cese al fuego por parte de los terroristas. Lo más indignante es que, aun cuando estos grupos asesinan, secuestran, extorsionan y aterrorizan a la población, el Gobierno sigue aferrado a un diálogo fallido, negándose a admitir la ausencia total de voluntad de paz por parte de los criminales.
Peor aún, la respuesta del presidente Gustavo Petro ha sido tibia, distante, más enfocada en justificaciones políticas que en exigir justicia por la muerte de los soldados. Su reacción ha dejado en evidencia una desidia intolerable frente al sacrificio de quienes arriesgan su vida todos los días para defender a la Nación. Mientras los terroristas actúan con plena libertad, el mandatario guarda silencio o emite mensajes vacíos que no honran ni respetan la memoria de los caídos.
El Gobierno insiste en vender la falsa narrativa de que estas estructuras son una minoría aislada. Sin embargo, la masacre de Guaviare confirma que el enemigo está vivo, armado y fortalecido, gracias en parte al manto de legalidad que se les ha extendido en las mesas de negociación.
Colombia no puede seguir permitiendo que la sangre de sus héroes sea derramada en vano mientras el Estado entrega el territorio y la seguridad a bandas terroristas disfrazadas de interlocutores de paz. La masacre de Guaviare debe ser un llamado urgente a replantear una política fallida, que hoy solo siembra impunidad, dolor y rabia entre las Fuerzas Militares y la ciudadanía que todavía cree en un país libre de terror.
Los verdaderos responsables de esta tragedia no son solo los terroristas que dispararon, sino también quienes, desde el poder, han preferido cerrar los ojos ante la violencia, en nombre de una negociación que solo beneficia a los verdugos de Colombia.
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Masacre en Guaviare: Terroristas de las FARC asesinaron a seis soldados del Ejército mientras el Gobierno Petro protege a los verdugos con decretos de cese al fuego |